SALVAJE
El rumor salvaje de un
chisporroteo acabará por silenciar para el devenir, todas las voces que hasta el
momento yacían mudas, para siempre, bajo el resplandor ígneo, devorador de letras,
ansioso por obtener para sí todo lo que jamás de forma alguna habría podido
conseguir.
Hipatia
de Alejandría llora sobre el hombro ciego de Borges, sobre
las cenizas blancas donde se derrite el ingenio humano de todas las épocas,
colección
destinada a ser inmortal y que ahora solo es un río de polvo gris; la
biblioteca universal, continente de todo lo expresado en un sinfín de idiomas, la biblioteca de Babel donde aclarar los
misterios básicos de la humanidad.
Guy Montag acaba de asistir a
la quema de libros de Constantinopla, contempla los despojos de la biblioteca
de Alejandría entre los que se encuentran varias joyas a las que el fuego por
arte de magia no ha tocado, encuentra en el grupo de vagabundos, llamados ‘los hombres-libro’, cuya labor es
memorizar un determinado libro para que nunca se pierda, la máquina perfecta
para la posterior propagación de contenidos.
Ray
Bradbury, Hipatia de Alejandría, Jorge Luis Borges, Guy Montag, forman
un círculo, elevan sus manos, lloran sobre las salvajes llamaradas implorando
al caprichoso dios del fuego, su total disolución.
Un libro te puede cambiar la vida. Puede hacer tambalear un imperio. Cómo no iban aquellos desalmados poderosos, ayer y hoy, pretender silenciarlos para imponer el pensamiento único. Cuando alguien acaba de leer ese libro prohibido, una barrera es derribada.
ResponderEliminarParece que «en los de hoy» no ha calado la barbaridad de antaño y siguen en el empeño. Los libros ayudan, consiguen, a veces, cambiar la historia de algunas personas, supongo que de ahí viene el empeño por hacerlos desaparecer.
Eliminar¡Un saludo!