SALVAJE
El lugar perfecto. El refugio
perfecto en el cual vivir todas las vidas que no nos serán otorgadas, todas las
fantasías al alcance de los ojos que recorren el avispero que guarda en cada
una de sus celdillas, una sucesión de puntos unidos entre sí, creando historias
interminables.
El lugar de los sueños. El
lugar del olvido. El lugar de cada uno de los recuerdos acumuladores de vida.
Un lugar mágico que huye de antorchas, de vicios iletrados, de sabiondos con
ínfulas de escritores fracasados, de novelistas autonovelados; de las más
bellas historias; de las suculentas crónicas salpicadas de hechos más soñados
que reales. Relatos fundidos con la capa de moho que el tiempo y la dejadez
retuvieron al fondo de un oculto estante.
El rumor salvaje de un
chisporroteo acabará por silenciar para el devenir, todas las voces que hasta
el momento yacían mudas, para siempre, bajo el resplandor ígneo, devorador de
letras, ansioso por obtener para sí todo lo que jamás de forma alguna habría podido
conseguir.
Hipatia
de Alejandría llora sobre el hombro ciego de Borges, sobre las cenizas blancas donde
se derrite el ingenio humano de todas las épocas, colección destinada a ser
inmortal, y, que ahora, solo es un río de polvo gris.
La biblioteca universal,
continente de todo lo expresado en un sinfín de idiomas, la biblioteca de Babel donde aclarar los misterios
básicos de la humanidad.
Guy
Montag acaba de asistir a la quema de libros de Constantinopla, contempla los despojos
de la biblioteca de Alejandría entre
los que se encuentran varias joyas a las que el fuego por arte de magia no ha
tocado, encuentra en el grupo de vagabundos, llamados ‘los hombres-libro’, cuya labor es memorizar un determinado libro
para que nunca se pierda, la máquina perfecta para la posterior propagación de
contenidos.
Ray
Bradbury, Hipatia de Alejandría, Jorge Luis Borges, Guy Montag,
forman un círculo, elevan sus manos, lloran sobre las salvajes llamaradas
implorando al caprichoso dios del fuego, su total disolución.
Un libro te puede cambiar la vida. Puede hacer tambalear un imperio. Cómo no iban aquellos desalmados poderosos, ayer y hoy, pretender silenciarlos para imponer el pensamiento único. Cuando alguien acaba de leer ese libro prohibido, una barrera es derribada.
ResponderEliminarParece que «en los de hoy» no ha calado la barbaridad de antaño y siguen en el empeño. Los libros ayudan, consiguen, a veces, cambiar la historia de algunas personas, supongo que de ahí viene el empeño por hacerlos desaparecer.
Eliminar¡Un saludo!