OFENSA
De las piedras sacudidas brota un grito descompuesto, el
martillo golpeando su cara desgastada abre grietas ya lañadas.
La tierra llora el fruto de su alumbramiento, abortado por
una bala que se perdió en el abismo de la insolencia tornando el cielo
estrellado en una noche negra.
Ella, sumida en su incontrolable hipotimia, ya no lloraba.
Ya no reía.
El zumbido metálico de mil pies sobre el barro, transitando
hacia el abismo, nubló el cielo de gris a violeta.
Mientras, el ciempiés de acero aniquila la primavera,
trasmutando su verde alfombra en humeante rojo.
Una madre llora.
Sus hijos malparidos, esparcidos sobre un campo de
crisantemos.
Es la guerra la carta de presentación del ser humano, no hay duda.
ResponderEliminarHabría que cambiar esa carta por un folio en blanco. ¡Saludos!
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