CUENTOS CHINOS
—Abuelo, cuéntame un cuento
chino.
—…Y murieron felices y
comieron murciélagos…
—Abuelo ¿Qué cuento es ese?
—Un cuento chino.
—Pero no tiene sentido.
—Si quieres que el cuento sea
chino, no tiene que tener ni pies ni cabeza.
—Es que tan corto… no tiene
ninguna emoción.
—¿Corto? El cuento duró un lustro…las personas
dejaron de comunicarse. Cuando sentían la necesidad de mandar un mensaje lo
hacían moviendo los brazos y las manos con aspavientos.
—¿Cómo un molino de viento?
—Más o menos, pero un poco más
ridículo.
Todo dejó de ser como había sido
por siglos. Maripili, dejó a su novio de toda la vida por un fabricante de
papel higiénico —la muchacha apuntaba alto—, dejó de pintarse la raya de los
ojos, dejó de lado sus tacones imposibles y terminó rezando el rosario tres
veces al día por si surtía efecto contra toda aquella barbarie…
—¡Abuelo! ¡Te lo estás
inventando todo!
—¡Calla! ¿No querías un cuento
chino? Pues escucha y verás.
—Maripili, vamos a morir
todos. —Anuncia el rey del papel cular.
—¡No me vengas con cuentos
chinos! «No le aguanto, no le aguanto
más».
Tribus de robots uniformados
tomaron las calles desiertas al grito de: ¡No hay paz para los bichos!
Las hordas salvajes tomaron al
asalto cada tienda de la ciudad, aniquilando estanterías de papel higiénico
hasta hacerlo desaparecer de la faz.
—Si el mundo se va a la
mierda, ¡Qué nos pille con el culo limpio!
Y como en todo cuento que se
precie, no hay mal que por bien no venga, el «bicho» que, aunque malo,
malísimo, era inteligente, fue escogiendo toda la cretinez desparramada del «Siglo de la Imbecilidad», de tal forma,
que el mundo quedó limpio de estupidez humana, atrayendo vida inteligente al planeta
que ahora gozamos.
Moraleja:
—Recuerda, si alguna vez
quedas atrapado en un fenómeno que te retenga en casa por más de dos semanas, créeme,
lo de menos es como te refulge el culo. Si no hay comida…haz acopio de víveres
y sensatez.
—Qué cuento más raro abuelo.
Cada vez me cuentas cosas más raras.
—¡Abuelooooooooo…! —desde el
baño— ¡No queda papel higiénico!
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Soy toda "oídos". Compartir es vivir.