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DREAMS

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Según Homero los Oniros (sueños), vivían en las oscuras playas del extremo occidental del Océano, en una caverna del Érebo. Los dioses les enviaban sueños a los mortales desde una de las dos puertas allí situadas: los sueños auténticos surgían de una puerta hecha de cuerno, mientras que los sueños falsos se abrían paso desde una puerta hecha de marfil. De la tierra surgía un ser; a su vez, de éste brotaba una figura femenina. Un campo sembrado de criaturas desconocidas. «La noche trabaja en campos que el ojo humano no puede comprender», parecía decir una voz colándose por entre los hilos que afloraban a su alrededor tejiendo madejas de compactos nudos. El altavoz gritó su nombre una, dos, tres veces…el vecino de asiento tocó con timidez su brazo: —¿Es usted P.P.? —Pregunta. —¿Y usted? ¿Quién es? —Creo que se ha quedado dormida. Solo quedamos los dos en la sala por lo que supongo que el nombre anunciado debe ser el suyo. Atrapada en la más agobiante normalidad

ARCOÍRIS

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El pollo caminó lentamente a la librería. Al fondo un arcoíris en blanco y negro se alzaba entre los edificios, proporcionándoles una sombra plateada a la que sucedió un nuevo arcoíris supernumerario; raro de ver en aquellas latitudes fue pasando por diversas formas hasta llegar a formar un arco rojo. El sol cerca del horizonte proyectó una curva de fuego; en su interior, todo un extenso abanico de colores. Cada rayo de sol atravesó como un proyectil su correspondiente gota de agua, sacando a relucir todos los insospechados y secretos colores que habitan en sus entrañas. Desde Machu Pichu a las Cataratas Victoria, pasando por las Montañas Rocosas de Canadá, el Parque Nacional del Valle de las Flores en la India, hasta llegar al Monte Fuji en Japón. Multitud de arcoíris explosionando ante un universo perplejo que, cada lustro, ve desaparecer alguna de las maravillas creadas a través de millones de años. El pollo sin cabeza, desplumado, andaba por entre los estantes cu

¿MITO O REALIDAD?

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Llevaba tiempo sospechando que aquello de la normalidad que tanto se predicaba como si se tratase de una vacuna contra todos los males, no encajaba con su personalidad o forma de ver el mundo. Era un ser innormal; lo contrario tenía para su yo un dechado de vulgaridad y aburrimiento insoportables. Según la RAE el significado de «normal» es: Habitual u ordinario. En este caso, al menos, se ajusta de pleno a la realidad. —Valeria tiene un novio normal. —Comentó su amiga. —¡Uf! ¡Qué susto! —Contestó el yo. —¿Susto? ¿Por qué? —Normal es sinónimo de vulgar, aburrido, corriente, común, usual…está claro que Valeria jamás habría buscado un novio innormal . Ella también es normal. —Y tú ¿Cómo eres, tú? —He luchado desde que tengo un uso irrazonablemente «normal» por no serlo. Soy innormal por incapacidad. Anormal por lo infrecuente de mi esencia. Disnormal por oposición a lo que el mundo considera que debe ser «lo normal» en el comportamiento que, acompaña todos los gestos d

SABER PERDER

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Hay quién nace martillo y quién clavo. A ciencia cierta no se sabe muy bien el porqué de que a uno le adjunten una de estas dos cualidades, o peor, vengan impuestas por algún gen con mala baba. En la algarabía que invadió la casa el día de su nacimiento su abuela sentenció, sabido es del poder profetizante y en ocasiones certero de las abuelas: —«Será rey». Entendido es que no por linaje ni herencia, sino por la suerte que la grandmother asignaba desde un criterio cuando menos dudoso. A los llantos que amenizaban la casa, siguieron las carreras y ruidos encaminando a aquel ser hacia la adultez. Y sí, acertó la abuela: fue el rey del ego. Soberbia aplicada por los círculos donde desparramaba a través de una sonrisa bobalicona todo su cinismo. Altivo y endiosado era el soberano de la arrogancia. Acumulaba todos los adjetivos, sinónimos y derivados de la inmodestia. Con todas estas «cualidades», imprescindibles para conseguir el fin propuesto, logró meter la cabeza en el grupúsc

SOSPECHOSOS

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—¿Lo cuento o no lo cuento en Twitter? —Mejor no. ¿Igual en Instagram? —Tampoco. Esta máquina del tiempo que me ha hecho tomar tierra en la era de la imbecilidad no me está gustando un pelo... Ahora, ¿Cómo regreso a mi estado natural?... A mi espalda, mil voces claman a coro que ha llegado una «nueva normalidad». Sospecho una vez más que nos toman el pelo; o yo no soy capaz de digerir el significado de «nueva» y «normalidad». ¿Qué puede tener de nuevo que tu vecino te espíe como lo ha hecho siempre, ahora sin disimulo, desde el balcón, simulando que mira al horizonte perdido, mientras aparenta filosofar platónicamente agarrado al teclado, contando sus fábulas en todas las redes —las tiene todas— sobre ti, sobre la del tercero, la del quinto, la del segundo… ¿Qué tiene esto de nuevo? ¿Y de normalidad? Si para algo sirve esta nueva, o vieja, o manoseada, vapuleada era, es para demostrar que el mal llamado género humano no cambia, que solo los escenarios, los cortinajes, ca

VENTANAS

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El silencio se entrena para la maratón organizada tras la ventana. Una maratón que gana al tiempo, al espacio, al ser; rendido ante la omnipresencia de su mordaza. Silencio. Silencio tras la ventana. Una mosca pegada al cristal como una lapa se mira sin reconocerse: silencio. Las hormigas del pretérito no salen de sus escondrijos: silencio. Flores marchitas en las ventanas a falta de una primavera que las auxilie: silencio. El muro de hormigón frente a la ventana grita su silencio y, cierra un espacio otrora abierto a un mudo y deshabitado campo. Detrás de mi ventana: silencio.

LA ESPERANZA ES ESA COSA CON PLUMAS

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Espera, dijo la vida una mañana. Espera la mañana del tercer amanecer sin sol, sin luz, sin agua. Espera con las plumas mojadas que, sin sol, han quedado enmohecidas. Espera con la esperanza del que espera sin ella. Trato de estimularme con preguntas para las que no encuentro respuestas; quiero encender en el silencio que me rodea, la única réplica que no llega. —¿Durante cuánto tiempo lo soportarás?  —oigo desde mi interior. Esta es la pregunta vital, más allá de todas las demás. Me la dirijo a mí mismo; sin pretensión de molestar a los demás. Dotado de pulmones que no se desgastan, resistimos todas las preguntas; convertidos por un destino no elegido, —como son siempre en esencia los destinos—, somos auténticos baluartes del silencio. Un silencio que grita corriendo a oscuras por el opaco túnel machacón y terco, túnel que no otorga sino su propia ley de tinieblas, descartando, cualquier rayo esperanzador de luz; no reconoce mas ley que la impuesta por su oscuridad. La

AFLUENTES DE LA VIDA

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Su nacimiento entre las montañas que conformaban el macizo Esperanza fue primero un goteo, hasta poco a poco convertirse en suave caudal. Sus aguas corren hacia abajo, en búsqueda de la desembocadura. El río de la vida y sus afluentes… Cual corriente natural de agua que fluye permanentemente, y va a desembocar en otra, en un lago o en el mar. Un río cualquiera, en cualquier lugar del orbe, con afluentes autónomos que van a su libre albedrío, que no confluyen ni se encuentran, que transitan por caminos diferentes cuando no opuestos para terminar en un mar agitado de dudas y resquemores al que hay que rendir cuentas y pagar peaje. Afluentes que se secan en beneficio de otros. Unos bregaban por agrestes paisajes y, otros, por suaves llanuras. En los primeros el mar no se olía, no se adivinaba. En los segundos, la promesa de cercanía hacía que su tránsito fuera despreocupado. Entre las ondas rizadas del agua, peces boqueantes aleteaban con sus branquias como abanicos, tran

DISTOPÍA, UTOPÍA Y UN RATÓN CHIQUITÍN

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Investigadores confinados en un laboratorio de no importa qué año ni qué siglo; a la búsqueda de vida inteligente en los límites de la galaxia. Estudian el siglo XXI que, da como resultado: 0. Cero en «conductibilidad neuronal vegetativa de orden metafísico» …—Qué raros estos científicos a la hora de expresar lo que se puede definir de forma sencilla: cretinez». Pues nada, como no hubo forma, decidieron pasar de la fauna y flora que habitó el terruño por aquellos entonces y, se dieron a la faena de plantar y cosechar una especie de bola verde con aspecto de gato que después de 13 días en una probeta, generaba una enzima actuante contra cualquier mal incluso para los no inventados. —«Hoy no puedo reinventarme...me ha acosado la realidad infinita…y, no puedo con ella...de repente, así, cruda, tal cual es...siento que ni fuerza para enfrentar, ni dominios que poder conquistar... No encuentro la música que acompañe un sinsentir que aboca a lo indescriptible... De improviso: ¡Se a

HASTÍO

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El balneario literario de difícil acceso, conocido por ese nombre gracias a los círculos frecuentadores de aquellos establecimientos, creados para una élite a la que los comunes de los desgraciados no tenían acceso, coronaba la cumbre de una colina a la que se llegaba por un serpenteado camino que conducía en cuesta hasta la tierra prometida. Caminaba sumido como siempre en su monólogo interior, para no molestar ni ser molestado. Cámara en ristre; con cada toma trataba de grabar en su memoria y en las venideras un paisaje que a través de los años acabaría por desaparecer. La tierra estaba cansada. El fotógrafo literario, rendido. No había cabida para la paz en el monólogo intrínseco. En aquella cuesta que aterrizaba de mala manera ante las puertas azules de una gloria inventada, revestida de tules, no aguardaba nadie ni nadie era esperado. La tierra estaba cansada. Cientos de fotos color sepia en una caja oxidada dormían los sueños fantasmagóricos de un siglo que pareciera no

INFLUENCERS

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El laboratorio de ciencias de la facultad de Juneau en Alaska, fue el responsable de las decisiones que tomaría en su futuro. Desde aquellas ventanas abiertas al cielo, a los bosques, al agua…su afán investigador hizo mella en ella llevándola a la conclusión de que su camino estaba fuera de las probetas. Una vez terminada su tesis y, condecorada, birrete en cabeza, aprovechó la tesitura para largarse de aquellos inviernos sin fin a otras tierras donde el sol fuera el rey. Pepita conjeturaba sobre la forma en que habría de ganarse la vida. Tras pasar tres semanas encerrada en un cuartucho de hotel —el único que podía pagarse—viendo todas las ediciones de «grandes hermanos» del globo: —«¡Lo tengo! ¡Voy a ser influencer!». Y se puso a ello. —Primero de todo el nombre. Con este nombre no se hace carrera. Un par de vueltas por google y… ¡Eureka! —A ver…a ver … «GALE STORMY» —¡Arrasaré! Con el nombre seleccionado da comienzo a la carrera que emprende en un mundo y época —po